Reseña

SALMO
  Nunca se equivocaron los Viejos Maestros.
                       W.H.Auden
El mundo existe, las cosas existen:
la piedra, el sol, el aire,
el pájaro en vuelo
y la primavera en la rama.
Cuando el desánimo nos abate 
la memoria se encarga de recogerlos
y forma con sus semillas
el volcán y la rosa, la cantera y el sonido.
También la ola, el claro del bosque,
las iglesias góticas
y los campos de lavanda 
nos salvan de la tristeza. 
Eso lo sabían los Viejos Maestros,
y amaban la perspectiva, 
los álamos de Italia 
y la sal de la tierra. 
Eran incansables: repetían
el oro brillante y la esfera celeste,
las nubes en el cielo
y el suelo bajo los pies.
Que lo visible perdure, 
que lo incontable renazca:   
eso debatían en los talleres,
y en las telas abundan colinas, iglesias, árboles. 

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